Sacrificio de devotos de AYYANAR EN SRI LANKA
Esta mañana mientras regaba mis plantas me he
propuesto darle un baño a mi AYYANAR
bajo la palmera como despedida y buen augurio, que nunca se sabe cómo termina
eso de los confinamientos.
Hace ya muchos años que compré, primero un caballo de terracota y unos días
más tarde el guerrero-dios AYYANAR montado en su caballo cuando me enteré que
no eran simplemente figurillas de adorno.
EL es el protector de los pobres, de las
aldeas y pueblos del campo y montado en un caballo blanco o elefante, acompañado
a veces por sus consortes POORNA Y PUSHKALA y toda una serie de dioses menores
y ayudantes lucha contra las fuerzas oscuras, los demonios, que quieren
penetrar en el pueblo y perturbar la paz y la justicia.
Se adora desde el siglo III d.C. en pequeños templos situados en claros de
bosque rodeados de enormes estatuas de terracota realizadas por los VELAR, la
casta de los alfareros del sur de la India. Ellos son también sus sacerdotes en
contra de los demás templos hinduistas donde ofician exclusivamente los POOJARIS
BRAHMANES.
Estos sacerdotes NO-VEGETARIANOS, ofrecen en un ritual NO VEDICO, alimentos vegetarianos a su dios durante las fiestas celebradas en los
BOSQUES SAGRADOS en primavera, aunque también sacrifican pollos y cabras, a
veces, a sus "dioses asociados" para el buen entendimiento de los
adoradores.
El (templo) CHUNNAKAM AIYYANAR KOVIL,
situado a 9,7 km al norte de Jafna en Sri Lanka, es famoso por su festival de terribles
sacrificios. Los devotos “vuelan” por los aires impulsados por los artilugios
de los carros que tiran de las cuerdas atadas con ganchos a diferentes partes
de su cuerpo en una danza infernal.
En el sur de Tamil Nadu (Kuthiramozhi), cerca (14
km) del famoso templo de Thiruchendur, se encuentra el AYYANAR KARKUVEL KOVIL. Este templo de mil años de antigüedad se
sitúa en un desierto (el único en el sur de la India) de tierra roja rodeado de
palmeras y arboles de caju.
Aquí el festival más famoso, “KAILAR VETTU”, se celebra en
noviembre/diciembre y literalmente significa “matar al ladrón”. Y como la cosa viene de lejos, voy a traer aquí las dos historias/leyendas
que rigen por estos lares, que ahora tiempo tenemos de sobra.
PRIMERO LA HISTORIA DE STHALA, LA VIUDA PIADOSA.
Cuentan que hubo un tiempo que en estas tierras
reinaba Athi veera rana soora Pandyan
y que carca del estanque se alzaba un
árbol de mango que daba un solo fruto al año con poderes especiales y que el rey protegía celosamente
con sus guardianes. Una viuda muy piadosa y diligente iba cada día al estanque
para coger agua para sus necesidades. Pero llego el tiempo aciago en que
desapareció de forma misteriosa el mango del rey.
Investigaciones, amenazas de muerte a los
guardianes y, finalmente, dedujeron que tenía que ser la viuda la culpable. Y allá
se dirigieron los guardianes, a casa de la viuda, para interrogarla y registrar
hasta el último resquicio.
¡Ah! El mango apareció dentro de la cuja de agua.
Todos la acusaban, todos la insultaban, hasta pena de muerte quería el rey
darle por su atrevimiento. Sólo un
ministro, KAYYANAR, creía en su inocencia. Desesperada y furiosa, la viuda echó
una maldición al pueblo: Un fuego voraz lo convertiría en cenizas y todos
perecerían.
KAYYANAR escapó y entró en un KARKUVA ((árbol), y haciéndose uno con él,
allí se quedó a vivir para siempre.
AHORA LA HISTORIA DEL TEMPLO Y SU FESTIVAL
Pasaron muchos inviernos y veranos. Algunos
campesinos empezaron a trabajar la tierra, pero cada vez que querían pasar con
sus bueyes por encima de las raíces de árbol
KARKUVA, perdían el control y caían. Así fue que enfurecidos decidieron
cortar las raíces del árbol maligno. Entonces, ¡oh terrible milagro! la sangre
empezó a brotar y una voz se alzó como trueno diciendo que aquella era la
morada de AYYANAR.
Y así fue cómo pensaron en construir un templo donde
pudiera ser adorado con sus dos esposas.
¿Y “MATAR AL LADRÓN”, KAILAR VETTU?
Pues sí, es que cuando estaban construyendo el
templo un ladrón robo las joyas de las diosas-esposas de AYYANAR. Prontamente fue aprehendido y cegado y cuando lo iban a
decapitar el pueblo pidió clemencia a su dios y le fue perdonada la vida. Se convirtió
en su más devoto servidor.
Desde entonces los ladrones huyen de él cómo de
la peste…
¡Por algo me lo puse yo delante de mi puerta!
FOTOS: Cortesía de GOOGLE