Decido salir a
las doce y media después de comer. CHADNI CHOWK esta en la
otra punta de Delhi, pero allí no abren los almacenes hasta bien entradas las
doce, luego será el horario corrido hasta la noche, bien nos merecemos ese respirito. Dicen ellos.
Batalla campal
con el auto rickchaw que parece que me haya visto las doscientas rupias
escritas en la frente, blanca blanquísima. ¡Pues se equivoca! Esta firangi no le ha de pagar más
de 150 y eso, por no perder prestigio. ¡Jajaja!
Me echa
literalmente frente a la GURUDWARA SISGANJ aduciendo que él no está para perder
dinero en ese caos del mercado, y, además, con las obras del metro se ha
convertido en una carrera de obstáculos y, además, te roban, tocan el culo a
las mujeres o todo lo que haga falta
según la necesidad del momento…
Aun así me
aventuro avanzando cual tanque oruga hacia mi objetivo.
Leo que esta Gurudwara se construyo en 1783
(reconstruida en 1930) para conmemorar el martirio de GURU TEJ BAJADUR en 1621
por orden del emperador mogol Aurangzeb al no querer convertirse al Islam. Él
que protegiera los ejércitos del Raja de Amber, Ram Sing (uno de los aliados
hindúes del emperador musulmán) de las artimañas de los Magos Tantricos de Assam. Miles de
personas vienen cada día a rendirle homenaje y aquí se sirven hasta 4000
comidas gratuitas a los peregrinos.
“Plaza de la Luz
de la Luna”, ¿quién lo podría imaginar? Detritus de lo mas orgánico, plásticos
piel de ángel volador, pedruscos de toda índole, vacas famélico-soñadoras,
guayabas rozagantes recostadas en sus hojas esmeralda, carros de mano con pirámides de hierros ensartadores,
mujeres envueltas en saris llameantes, hombrecillos emaciados maletín en mano
preñado de promesas incitantes. Niños, niños, niños…
Cierro los ojos y las narices con fuerza y veo
aparecer el palanquín de JAHANARA SHAH BEGUM SAHIB, la hija predilecta del
emperador Shah Jahan . Seda, oros,
jazmines y cascadas de perlas y piedras preciosas. Los mercaderes, instalados a
los dos lados del umbroso paseo, ofrecen a la princesa sus productos más
exóticos llegados en las caravanas de Samarcanda.
Un canal de plata refulgente refresca el infierno
del estío de Dilli. Jahanara retorna a su palacio, envidiada a muerte por las
otras mujeres del Harem. Con ella lleva su aciago destino: las princesas mogoles
no podrán contraer matrimonio según la ley promulgada por el emperador AKBAR,
el Grande.
¡Las luchas
intestinas por el poder se librarían entre hombres!
Los ingleses destruyeron los palacios, las
mezquitas; pillaron el LAL QUILLA, las mansiones de los nobles y los
comerciantes; rellenaron el canal para poder implantar las vías de un tranvía
de efímera vida, y se construyeron las arcadas de CONNAUGHT PLACE para el
trasiego de sus mercancías importadas y sus vinos.
OLD DELHI, la capital SHAHJAHANABAD, en el norte de la urbe, fue muriéndose de desidia, pero el área de
CHADNI CHOWK siguió siendo el centro comercial por excelencia con sus cuatro
bazares: Urdu Bazar, Johri Bazar, Fatehpuri Bazar, Chikan y Zari Bazar.
La esquina de GHANTEWALA se perfila orgullosa de
su tradición: dulces de GHEE purísimo desde 1780. ¡Espérate, que ahora vuelvo! Primero
algo salado y picantito para recuperar fuerzas.
Así es que enfilo la callejuela PARATHE WALLI
GALI, famosa desde tiempos inmemoriales por sus PARATHAS RELLENAS y la película
de Bollywood de reciente factura. Dicen que hace 300 años una familia de brahmanes
de Agra se instaló aquí y sus descendientes han seguido con el comercio, aunque
tuvo que ser reconstruida la calle entera tras los disturbios anti-siks en 1984
tras el asesinato de INDIRA GANDHI.
Entro en KANHAIYA LAL DURGA PRASAD’S, donde
comieran Neru, Indira y otros líderes memorables del panteón indio. Ni cebolla,
ni ajo según la tradición brahmánica.
METHI PARATHA es mi
primera, servida con PUDINA CHUTNEY, SALSA DE BANANA, JAGGARY Y GINGER, ALOO
MATTER Y CALABAZA DULCE. Un LASSI agri dulce espumosito me suaviza las llamas
del chile.
Pero no me
conformo y sigo con otra rellena de PANEER que me deja insatisfecha a pesar de
que es una de mis favoritas. Sosa, me digo. Mejor me vuelvo a Ganthewala y me
regalo una HALWA de pistacho
que me haga olvidar mis penas.
Un grupo de
blancos llega pastoreados por el guía de turno, mochila apretada al corazón, medio
sofocados por los efluvios medievales de este Old Delhi decrépito. Risitas
forzadas, aprensión, prisa por salir de este paseo por el “infierno”recomendado
en las guías turísticas.
Con esta HALWA me doy por vencida. El NIHARI Y EL
BADSHAHI BADAM PASANDA del restaurante KARIM, joya de la Delhi
imperial será para otro día. Es que una va perdiendo facultades con tanto ayuno
y abstinencia.
FOTOS: Cortesia de GOOGLE