domingo, 20 de diciembre de 2015

CHACALTAYA, EL EX GLACIAR DE 18000 ANOS












Ayer fue LA NOCHE DE LOS MUSEOS en La Paz, las calles estaban llenas de gente desde la tarde: familias con niños, jóvenes, maduritos y viejos aprovechando la feliz iniciativa de permitir el ingreso libre antes que años anteriores para evitar agobios. Y digo “agobios”, dado el increíble gentío deseando contemplar los tesoros de los museos paceños.
Pero hoy es día de la Madre Tierra, en cuyo honor los casi 200 líderes del mundo conocido se han pulverizado científicamente cientos de miles de euros/dólares en la Ciudad de la Luz, que dicen, buscando soluciones y consenso para proteger a esta Madre universal puteada por sus más preclaros ciudadanos.
Yo, por mi parte, subiré al CHACALTAYA.
Nuestro minibús está un poco ajado para estos cuestones me digo aparentando pasotismo subido. Somos cuatro o cinco “turistas” y un chico montañero francés al que le han aconsejado subir a pie el Chacaltaya para irse preparando para atacar el grandioso HUAYNA POTOSI. Chofer bien plantado, reluciente en esta mañana de domingo, con un bulto entre palancas que resulto ser su hijo en excursión dominical y que no se movió ni un pelo en todo el trayecto.






Renqueando salimos de La Paz y atravesando pedregales pasamos por LA COMUNIDAD ORIGINARIA DE CHACALTAYA, a sólo 15Km de la capital, que gracias al programa gubernamental “BARRIOS Y COMUNIDADES DE VERDAD” ha visto llegar la electricidad y el agua potable recientemente. Y, aunque su población haya disminuido drásticamente (de 80 familias en 2004 a 39 con 155 habitantes) han recibido “capacitación”, talleres educativos, para la cría de la trucha arco iris en lagunas altiplánicas, construcción de carpas solares para cultivo de hortalizas, desparasitación de camélidos (llamas, alpacas y vicuñas) para erradicar enfermedades endémicas que diezmaban sus rebaños.







 





Pasamos por delante de una mega estructura que resultó ser uno de los 5 MEGAESTABLOS construidos por la Alcaldía de La Paz  con el Banco Interamericano de Desarrollo que desde 2012 albergan los animales protegiéndolos de las heladas, reduciendo dramáticamente la mortalidad de las crías.


Acabada la nueva carretera, entramos en la pista construida en los años treinta por los entusiastas del esquí. En 1939 se construyó un refugio y en 1943 el “funicular” (remonte mecánico), el primero de América del Sur, accionado gracias al motor Ford de un camión militar. Eran los tiempos gloriosos del GLACIAR CHACALTAYA.
“La pista de esquí más alta del mundo a 5300 m, un esquí resort, un chalet de dos pisos con restaurante, cientos de personas amantes de la montaña, de la nieve, de la Cordillera Real. Así continuó hasta 2005. ¡Mire las fotos de aquellos tiempos! Gente importante, campeones…”. Van contando los Mendoza, guardianes del gigante derrotado, mientras me preparan café en una inmensa cocina desangelada que espero me ayudara a dejar de dar botes para no congelarme.
¡La nieve, la nieve! Gritan mis compañeros escapando escaleras abajo con riesgo de romperse la crisma. Uno ya se ha resbalado por la cuesta congelada de acceso al pico y vuelve en pura matadura en pago a su osadía. Un gringo y un alemán han subido muy marchosos, en tenis, hasta el picacho desafiando los consejos de los Mendoza. Aquí están ahora intentando volver a la vida, los pies amoratados.
Del gris panza de burro bajo la mirada torva de los picachos, amenazados los tobillos por las lajas, rocas sueltas y planas, pasamos por arte de magia a un resplandor lechoso, envueltos en cascadas de copos de nieve espumosos que recuperan sus reales y envuelven amorosamente las rocas enemigas con su ponchos blancos. 


¡En menos de media hora el Chacaltaya ha recuperado todo su esplendor! Pero sé bien que es una situación engañosa y que el glaciar desapareció como tal en 2009 debido al cambio climático que atenta especialmente a los glaciares tropicales.



Nos despedimos de los guardianes y patinando llegamos hasta nuestro busito dando por terminada nuestra experiencia. ¡Ilusos! La pista patina; nuestro conductor, provisor él, no tiene cadenas; tendremos que bajar andando hasta el comienzo de la pista, a resbalón puro y chapaleando entre los copos que se empeñan en acariciar nuestros ojos.
El Chacaltaya no será alimentado por nieve artificial como otras pistas en Sudamérica (cerro Catedral en Barriloche; cerro Bayo en Villa Angostura; cerro Castor en Ushuaia y Las Leñas en Mendoza, todos en Argentina). No se considera viable económicamente.
¿Y qué pasara en los pueblos y ciudades (La Paz, El Alto) que eran abastecidas parcialmente por las aguas de los glaciares?



No hay solución. Hay que aprender a adaptarse al retroceso, LA DESAPARICION de los glaciares andinos. Hay que manejar debidamente las aguas, el agua potable, los riegos, la industria.
Se impone el bajo consumo y el reciclaje. 


FOTOS: Cortesía de GOOGLE


sábado, 5 de diciembre de 2015

LA PAZ (Bolivia): CHAIRO, GUSTU Y CHOLA FASHION









Nuestro Illimani semicama nos va acercando a EL ALTO tras las mil y una paraditas “imprevistas”, para su negocio, claro. Las obras de la nueva carretera de acceso a LA PAZ nos hace dar la vuelta al mundo y no es sino a las 8 de una mañana esplendorosa y cortante cuando llegamos a la Terminal de Autobuses.
¡Dormir, dormir, dormir! Ahora, ya mismo.
Me echo a andar por la Montes cual zombi con la esperanza de atrapar el sueño tras 10 horas de jadeos tiesa como escoba rodeada de despatarrados durmiendo a la pata la llana. El hotel Savoy en promoción y “recomendado” por la oficina de turismo (que no mi persona) está cerca de la plaza ALONSO DE MENDOZA, en lo que otrora fuera el barrio de españoles conquistadores de CHURUBAMBA. Hasta algunos cuentan que Pizarro, habiendo oído de los lavaderos de oro de CHUQUIABO por Atahualpa, pasó aquí un tiempo y se albergó en el TAMBO QUIRQUINCHO; todo esto 8 años antes de la fundación de la ciudad en 1548.





(Asi estaba el Quirquincho antes de la restauración, o mejor, reconstrucción)


Minúscula recepción en el Savoy con muchachos bien dispuestos que me ayudan con el equipaje, como dicen ellos, al primer piso. Un rayo de sol entra por el ventanal resbalando por las bóvedas de la IGLESIA DE SAN SEBASTIAN (la primera fundada) pegadita a nosotros, recordándome que existe ese sol misericordioso y vivificador. Siguiendo la técnica “uyunera”me vaporizo a placer y, después, salgo disparada a comprar mis píldoras favoritas: SOROCHI PILLS, ya que mi AKULLIKU de hoja de COCA se me han puesto rebelde.






(En Madrid, no sólo los indígenas...)

Y así llegó la hora del almuerzo. En la recién remodelada calle Evaristo Valle, allí cerquita, me declaré clienta preferencial día y noche. Almuerzos a 9 bolivianos (1,23 Euros) y cenas a 7 Bs (1 E) en el impoluto RESTAURANTE FAMILIAR: platón de CHAIRO humeante, mini-milanesa de pollo con sus aditamentos y una especie de gelatina coloreada al estilo MAMANI, con perdón; rodeada de cholas vendedoras callejeras, turistas pauperizados de mi estilo, colgados extranjeros de dientes ennegrecidos y, en la noche, viejecillos jubilados muy dignos y educados que me dan conversación como mandan los cánones.
Después descubriría las paradas del MERCADO LANZA, más abajo en la calle, donde redesayunaría cada día y compraría panecillos, quesos y frutas. Y por la tarde los puestos callejeros, animadísimos la noche de sábado, con sus patitas de chancho asado, anticuchos, salteñas fritas en enormes baldes de hojalata, café y hasta chocolate.


“’ Ay yayay, que eso no le conviene a usted, es para eeeellos que ya están acostumbrados, usted se pondría malita…” y la señora  ponderaría el restaurante GUSTU, gran hito gastronómico paceño e internacional y escuela de alta cocina, gratis para espirantes locales sin recursos.
(Claus Meyer, cofundador de Noma, crea GUSTU y la FUNDACION “Melting Pot” en La Paz).






Aprecié su filosofía, el buen hacer de la jefa de cocina danesa formada en MUGARITZ (País Vasco), pero los 51 Euros por su menú degustación (casi el salario mínimo de una semana) me pareció surrealista y altamente representativo de la fracturada sociedad boliviana no muy diferente de la española (menús degustación de los “grandes” entre 160/200 Euros), después de todo. 




¿Y qué decir de los ropajes de la gente? En este barrio donde vivo de clase media baja, dicen, nada que me llame la atención: chaquetones, abrigos, chamarras, minifaldas…mucho negro, mucho marrón por aquello del frío. Sólo las tiendas al “mayoreo”de lencería especial, entiéndase gloria del puterío (con perdón), ponen una nota de color y desbordada imaginación en las calles congeladas.
Menos mal que las mujeres indígenas (aymaras o quechuas), vendedoras omnipresentes en toda La Paz, lucen sus trajes de CHOLA con orgullo recobrado: abigarradas polleras, blusas bordadas, mantas flecudas, broches relumbrantes, aretes de reina.
Ya todo cambió. Ahora se realza y se promociona la elegancia de la CHOLA, revirtiendo las antiguas nociones de que ser chola representaba subordinación, lo feo, lo inculto. Esta nueva moda  CHOLA .subvierte los paradigmas de la moda de la clase alta boliviana seguidora de los dictados de París y New York.



Un traje completo de “alta costura” (de Eliana Paco, Diana Málaga…) se cotiza a mas de 300 $ USA, eso sin hablar de las joyas de Erica Callisaya y las mantas de Vicuart. La fiesta de EL GRAN PODER en La Paz, el Carnaval de Oruro, es el escaparate preferido de las CHOLAS elegantes, la pasarela más importante de las galas cholas más ostentosas.




¿Y las jovencitas amantes de la cultura ancestral que no quieren seguir acarreando el pesazo del atuendo tradicional (15/20 kg)? Pues para ellas CHOLITA CHIC se ha puesto manos a la obra. Este colectivo artístico se propone “andinizar” el concepto de moda occidental con un toque de pop art.



Pero no sólo ellos. En las grandes pasarelas, en el MOBO, también aparecen propuestas de alta moda que reivindican los AGUAYOS TRADICIONALES en sus sofisticadas creaciones.
 Y es más, desde que el hermano Evo se paso al “look andino” de la mano de la diseñadora Canedo Patino y sus sastres favoritos Sillerico y Freddy Limachi, la moda andina no ha dejado de cautivar a élites oficialistas y algunos dirigentes latinoamericanos.










¡Ay yayay! Espero que esta nueva MODA BOLIVIANA haga renacer los tejidos tradicionales de CALCHA, JAPO, TARABUCO… y los bellísimos AWAYU DE JALQ’A, que tuve ocasión de admirar en el museo de ARTE INDIGENA ASUR en la Recoleta, Sucre.
Pena que los chinos están al acecho y ya se ha instaurado todo un tráfico de telas y polleras sino- bolivianas al alcance de todos los bolsillos, insufribles modelitos fosforescentes y encajosos de fibras bastardas que exhiben por millares en la FERIA DE EL ALTO.


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¿Eso se llama tener visión comercial?

FOTOS: Cortesía de GOOGLE