miércoles, 17 de noviembre de 2021

FUEGOS ARTIFICIALES EN LA DUCHA

Todavía me martillea el corazón, me tiemblan las manos, son ya las dos de la mañana y el sueno se resiste a visitarme. Eran las diez de la noche, estaba secándome en la ducha cuando un ruido extraño, como un potente lengüetazo, me sobresalto y me hizo recitar la cotidiana letanía de improperios contra mis vecinos del primero. ¡Otra vez! Que estarán combinando ahora, los muy mamarrachos. Y solo un segundo después un espeso humo negro reptando desde el altillo me aviso del desastre: el maravilloso, ultramoderno amén de otras cualidades estaba quemándose. Llamaradas, cables chamuscados, plásticos retorcidos… ¡Dios! Pensé. Con todas esas maletas de plástico a tu disposición, espera un poquito Sr. Fuego, espera un poquito que esta tu sierva tiene que ir a buscar una escalera para intentar encaramarse en tu cueva y cortar tu respiración acezante. Una alfombrilla de algodón, dos mejor, corro con la escalera dando bandazos a los muebles a mi paso. Como agarrarme al vano de la portezuela de plástico para no caerme de bruces. El tiempo corre a mi perdición. Me apoyo con toda mi fuerza y alcanzo a sentarme en el suelo medio sofocada por el denso humo negro. Me alzo a duras penas en un esfuerzo desesperado por alcanzar las llamas; alfombra en ristre azoto sin piedad las lenguas de fuego que amenazan con destruirnos sin piedad. Ya no puedo respirar. ¡Muérete de una vez Fuego asqueroso! Apagado. Quiero bajar y abrir las ventanas, las puertas, todos los ventiladores para que salga este humo ponzoñoso. La escalera queda muy abajo, me da miedo, intento agarrarme a la puerta pero la escalera, maldita sea, se contornea peligrosamente bajo mi peso escorado. No puedo aguantar más. Haciendo un esfuerzo supremo intento apoyar la punta del pie en la escalera y a pulso me deslizo hasta el último peldaño tosiendo como un perro. Bajo. Fuego hideputa me he salvado de tus garras. Ahora solo queda abrir todo, hasta el portón de la calle para hacer salir el humo negro que ha tapizado el techo del altillo. Rebozada de luto, me tumbo en el suelo a esperar a coger aliento. Pasarían dos horas antes de poder entrar en mi habitación, a la que ni siquiera los mosquitos se atrevían a entrar. Por la mañana descubriría que el mosquitero estaba ennegrecido y yo había dormido, es un decir, dentro. Dos días de zafarrancho de combate hasta instalar un nuevo calentador y borrar las huellas del desastre. “!Ah! Has tenido suerte, podías haberte electrocutado, que no lo habías apagado antes de ducharte. A veces pasa…”

6 comentarios:

  1. Asi como lo cuento...
    Nada de manta ignifuga...y gracias que tenia a mano la alfombrilla del patio.
    Ahora no hago mas que espiar el enchufe del maldito calentador.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué cosas te pasan!... y la cosa es que aunque sea en equilibrio inestables sales bien parada. Pero no abuses.

    ResponderEliminar
  3. ¡ Uf! joder que susto. Y menos mal que solo ha sido eso, aunque te aparezca en la cabeza durante mucho tiempo de manera incontrolada. Uno de incendios, suele imaginarse llamas, pero el humo y la falta de aire es terrible. Has vuelto a nacer ño casi, así es que celébralo y olvida en cuanto puedas. Aqui que empiezan las heladas también empezaran los fuegos. Un abrazo y cuidado amiga

    ResponderEliminar
  4. Ay mi Macj! No te puedes ni imaginar la angustia...A las diez de la noche de aqui,en esta casa de vecinos enemigos, sin tiempo para llamar a nadie en mi ayuda. A la desesperada tome la primera decision que me vino a la cabeza, y ahora que lo pienso, ni siquiera apague el interruptor general...
    Tras esta experiencia,lo controlare a menudo, que aqui todo se descompone.
    Si que tuve mucha suerte!

    ResponderEliminar
  5. Hola Carlos! Eso me decian a la manana siguiente: "Has vuelto a nacer."
    Eso paso por los arreglos chapuceros de un conocido, que piensan que todo vale, que no pasa nada...
    Pues no te creas, que aun todas las noches enciendo el calentador, diez minutos vigilando, y lo apago inmediatamente.
    Que suerte de heladas! El calor no desaparece este ano a pesar de las lluvias torrenciales por este sur. Muchos barrios estan inundados porque no limpian los canales como debieran.
    Otro abrazo para ti.

    ResponderEliminar