La Transat me había traído hasta Toronto donde
pasaría dos días camino a Vancouver. Un largo paseo por el Waterfront me dio
una idea de la magnitud de esta ciudad en ebullición.
“Volveré, amiga”.
De madrugada salgo para el aeropuerto, que aquí a
veces los vuelos son más baratos que el autobús y no digamos que los trenes.
Por esta vez, directo.
Un voluntario supersenior del mostrador de
información me explica cómo llegar a mi albergue, el H.I. VANCOUVER DOWNTOWN.
“Fácil fácil fácil. Tome el SKAY TRAIN línea Canadá
hasta el City Centre y de allí un bus para Davie, o, camine camine que va
ligerita”. Y sonrisita de propina.
Todos van disparados, al trabajo; nadie tiene
tiempo de pensar en buses de otros hasta que el de los perritos calientes le
pregunta a una especie de mendigo sentado en las escaleras.
“Baje por la Grainville hasta Davie, allí
pregunta”. Tan amable y no tengo nada para darle. Pienso con vergüenza.
Una otra otra mas y mas todavía, la mochila, el
anorak, la lluvia insidiosa, bajando y bajando los edificios exhiben sus
costras y amparan a unos cuantos “homeless people” que parecen haber escapado a
su paraíso.
Luego me enteraría que la droga y los “sin techo”
son un grave problema en esta ciudad considerada una de las más agradables para
vivir. ¿Para vivir quiénes? Esto de las estadísticas tiene miga.
¡Qué diferente esta parte alta de la Barnaby Street!
Árboles frondosos, pequeños cottages escondidos en jardincillos bienamados. Mi
albergue, rojo, acristalado, con un pequeño jardín me da la bienvenida. Una
chica costarricense, meritoria por seis meses, me atiende contenta de poder
hablar de su país y de sus sueños.
Con la tarjeta-llave recorro todo el edificio:
salones, biblioteca, billar, TV, comedor, cocina enorme y equipadísima (frigos
industriales y montañas de trapos de cocina impolutos)…hasta una lavandería en
el sótano. Me gusta el ambiente, jóvenes, viejos, blancos, negros, pero no
chinos…todos revueltos. Me quedaré unos días.
Para no perder la costumbre iré a pie al STANLEY
PARK, bajaré por nuestra calle hasta la ENGLISH BAY BEACH y de allí daré toda la vuelta
al S.P. por el SEA WALL (10 km) y volveré a comer a casa en algún busito
providencial.
¿Y quiénes eran los “DUENOS” de este tan afamado
parque urbano orgullo de los de Vancouver?
Cuentan que los SQUAMISH ya vivían en esta zona y
que el capitán George Vancouver fue el primer europeo en recorrer esta
península a mediados del s. XIX. Luego volvió y organizó un cuartel para
defenderse de los rusos que comerciaban con las tribus de la costa. En 1860 fue
declarada zona militar, pero tras la fundación de la ciudad de Vancouver en
1886 y a petición suya, se creó este parque que fue inaugurado en 1888.
Los estibadores contra la explotacion
https://www.biv.com/article/2017/1/tsleil-waututh-and-squamish-first-nations-launch-n/
Hay que precisar que estos terrenos (405 Ha)
nunca fueron cedidas por la NACION SQUAMISH y que, ni el gobierno colonial, ni el
posterior gobierno independiente se las compraron a dicha Nación. Simplemente
las USURPARON y le dieron el nombre del gobernador general de Canadá, inglés y
masón, conde FredericK Arthur Stanley.
Poca gente me encuentro por mi calle. Ha salido
un sol rutilante y dos hombres mayores, en camiseta, se afanan escardando el
jardín. Una mujer joven atraviesa la calle con su cochecito a grandes zancadas,
empinada en sus botas de tacón de aguja.
La ENGLISH BAY BEACH luce desierta (no como el día
de la Polar Bear Swim el Año Nuevo),
algas, hierbajos, piedras y gruesos troncos diseminados por todas partes en
beneficio de los picniqueros. No es mala idea esa de poder recostarse gratis.
En frente, en el parque, me espera otra sorpresa fantástica. 14 estatuas de
bronce colosales se desternillan de risa en las más variadas poses, siempre el
mismo personaje que resulta ser el propio artista: YUE MINJUN. Fueron donadas
por la Fundación Wilson a la ciudad de Vancouver.
Un grupo de jóvenes chinos (la comunidad más
numerosa de la ciudad) se descoyuntan sacándose fotos, selfies originales que
les compensará de su vida sedentaria. ¡Jajaja!
Salgo al camino que ahora rodea el parque y que
corre paralelo a la ciclo vía. Vienen algunos patinadores y ciclistas en sentido
contrario, mas chinos y chinas equipados a la ultima, escaparates de marcas.
La mar océana, como decían los navegantes, se
extiende como un espejo tachonado de navíos mercantes a la espera de poder
entrar a puerto. Paso otra playa, una especie de escollera de los deseos al
estilo tibetano (montoncitos de piedras en equilibrio inestable), una sirena,
la lighthouse y me siento en el parquecillo de la cafetería y
Ahora llega más gente: con perros sueltos,
enamorados, parejas mayores de la mano y conversando animadamente (cosa rara
por España), algún niño.
Finalmente, con los picos nevados como enseña llego
al COAL HARBOUR (uno de tantos bosques a principio del siglo XX) donde una
pareja de turistas italianos con su teléfono de última generación me buscan un
bus misericordioso.
.(Coal Harbour hoy en dia)
¿Sera espejismo?
Mi H.I a la vista. Como. Me tumbo. Hago planes
para la tarde de GRAINVILLE ISLAND..
FOTOS: Cortesía de GOOGLE
Bueno, pues ya nos vamos a Canada, abierta a este nuevo mundo del que conocia bien poco.
ResponderEliminarUn mes no es una vida..., pero bastante para reflexionar y gozar.
Saludos
Casualmente una pareja de amigos ha ido a esa parte de Canada y oyendolos al regreso y viendo las fotos....se me quitaron las ganas de ir. Ahora que apareces tu veo clarísimamente lo diferentes que somos ellos y yo. Tu relato me ha encantado como era de esperas, y si que quiero ver eso. Empezando por esa historia de los perdedores que fueron robados expulsados de sus tierras y tal vez assinados. Y encima la naturaleza. Otro que me gustaría conocer, ahora si.
ResponderEliminarclaro que te gustaria y sacarias unas fotos impresionantes, lejos de lo que ve la gente "ordinaria".
EliminarAfortunadamente, tras el velo de modernidad, Canada conserva todavia su alma y la Naturaleza, a pesar de tanta domestificacion y espolio, revive con fuerza.
"Los Perdedores, bueno, algunos, estan empujando con fuerza y reclamando por la via legal sus derechos, luchando con todos los instrumentos que la modernidad ha puesto al alcance.
Ese es el camino, creo yo, ya no sirve lamentarse y apelar ala compasion o caridad.
Besos
Realmente interesante ...
ResponderEliminarGracias
Gracias, Mark.
EliminarQué buen paseo, Igoa! La foto 2 y la última muestran a Vancouver como una ciudad de postal. Otra cosa es lo que nos cuentas de los Squamish, que supongo que no tiene vuelta atrás. Las esculturas de tus fotos me recuerdan lejanamente a las de Botero y "conversando animadamente, cosa rara en España" me imagino que será con ironía: Aunque llevamos unos cuantos años en que las cosas no están para bromas, espero que tus esporádicas visita no hayas percibido que hemos perdido el sentido del humor.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Emilio! Si, algunas zonas de Vancouver son como de postal...pero lo maravilloso y unico es que al ladito mismo hay un parque inmenso donde la Naturaleza guarda todos sus secretos o se recupera del espolio de las companias madereras de hace unos anos.
ResponderEliminarEn Espana he observado humor, si, humor amargo o humor pasota, diria yo.
He visto que la gente tiene poca esperanza.
Un abrazo, eso si, el mio esperanzado. Del caos surgira la nueva vida.