Mi primera noticia del país fue gracias a nuestra proverbial revista
catalogo de gracias de las monarquías reinantes y en dorado exilio. Recuerdo
que hablaban de una reina de ensueño y un rey justo y sabio y de vocación
musical, adorados por sus súbditos.
Mas tarde la imagen de aquel paraíso se ensombreció y se convirtió en un
polo de turismo sexual, trabajo infantil y “esclavo”.
Y llego el día en que declararon que debía ser tenido como modelo de
desarrollo económico: ¡TIGRE DEL SUDESTE ASIATICO!
Y, prohibieron la prostitución infantil, reforzaron la prohibición de la
venta de esposas e hijos, prohibieron el trabajo infantil, con el sano propósito
de remoralizar la patria.
Nunca fui a Thailandia. Allí no me encontrarían, decía yo.
Había bajado la guardia. Recordando mi amada Colombia, esperando con ansia
la llegada del agua de mayo, me cogió desprevenida la invitación.
¿Por qué no vienes y pasas con nosotros diez días en BANGKOK? Estaremos en
casa de mi hijo, pero tú puedes ir a tu aire, ¡que te conozco!
Y me embarcó en la experiencia impulsada por las alegrías grises de la vida
cotidiana.
¡Bien empezamos! La Thai es una compañía excelente que se desvive este año
de la celebración del cincuentenario. Interior malva y rosado. Mantas lila
profundo. Me predispone la sonrisa del personal de a bordo. Antes del calambre
descubro que hemos llegado a SUVARNABHUMI, el aeropuerto de BANGKOK, con su
modernidad “verdadera”, sus plantas verdaderas, sus orquídeas verdaderas, sus policías
que verdaderamente saben como tratar un pasaporte extranjero.
Me dirijo a los servicios con la esperanza de encontrar un punto de
referencia al que asirme: papel ausente, grifos secos, aguas mayores y menores
tapizando la cerámica última generación. No!!!!!! Todo esta impecable, no como
en la estación de autobuses de Bilbao la vez que tuve una urgencia. Tanta perfección
me dejo adolorida en mi ego euzkaldun!
Y allí estaba Seri hecho dientes dándome la bienvenida. Atravesamos la
ciudad que por momentos me recordaba barrios de Bogota o del DF, lleno de
cables por todas partes, vendedores de fruta, flores y comida en las calles.
Enormes rascacielos desafiantes se alzaban en medio de casas de madera
condenadas protegidas por árboles lujuriantes. Coches, coches y coches. Alguna
moto.
“Es el nuevo tren al aeropuerto, acaba de empezar, de los alemanes…”
Precisa Seri con orgullo. “Tenemos también un tren aéreo y metro. Todo de lo más
moderno. Gracias a nuestro rey Bhumibol amante del pueblo no como otros que no
hacen nada mas que robar….”
Ahora comprendo la omnipresencia de los retratos de la pareja real, me
dije.
Llegamos. En la esquina un “SEVEN ELEVEN”, a media calle un buffet coreano,
en frente de la casa un jardín-restaurante que se anuncia como la “casa del auténtico
pastel de queso americano”. Ahí ya me quedo perdida. Dos ninfas, 40 kilos en
bruto, montadas en brillantes plataformas de 10 centímetros hacen perder el
equilibrio a mi acompañante. El vestido, recortado por ambos extremos, hará las
delicias de los tycons de la industria textil.
Hoy “ladrillos y yeso”en la casi isla de RATTANAKOSIN. Nos deja en la puerta
de la Oficina de Turismo por aquello de encontrar un nuevo milagro de
desarrollo, pero no, no entienden y solo están programados para dar mapas y
sonrisas. ¿KO LANTA? ¿BUS? ¿TREN? Para terminar…?Las barcas reales? ¿Se puede
atravesar el río?... Y me pregunto por que estoy perdiendo mi precioso tiempo
en este dialogo de besugos.
Resultado. El embarcadero esta tapizado de sacos de arena, me toca subir
por el puente PINKLAO y caminar por un dédalo de callejuelas entre casas de
madera destartaladas que exponen sus tripas a la mirada indiscreta, niños ágiles
como sierpes rutilantes viejas de dientes “betelizados” rojos rojos
puestecillos de comida fragantes y estratégicamente alguna indicación medio
podrida de “las barcas”. Todo encharcado.
Tras confraternizar media hora, “museo-aparcamiento” cerrado por inundación.
Las BARCAS REALES efectivamente están allí, rojo, amarillo y oro asoman sus
proas orgullosas en medio de las aguas. Respiro hondo y vuelta atrás sin
atender la oferta maravillosa de un amigo que quiere hacernos atravesar el
canal en su LONG TAIL BOAT antebellum.
Atravesamos el mercadillo de pescado seco que hace pantalla al embarcadero THA
TIEN, chipironcitos, gambitas, pescaditos capturados en sus juegos infantiles,
el olor me traspasa hasta el alma y entro en el templo, WAT PHO, como
perseguida por el diablo.
“Esta cerrado, es la hora de comer” dice el fabulador de turno. Le señalo
la puerta abierta de par en par con cara de asco y llego directamente al BUDHA
RECLINADO.
Un gentío descalzándose, retorcimientos de cuello para intentar captar la
inmensidad de esta estatua de 46 mts de larga y 15 de altura a través de las
“ventanas”, me despistojo adivinando las 108 marcas auspiciosas del verdadero
BUDHA en sus pies incrustados de nácar, pero no contribuyo a la música de los
calderos de la ofrenda,
Tengo que admitir que prefiero mis templos de la INDIA DEL SUR, puro
granito ellos, miríadas de estatuas, flores y fieles y gopurams y estanques y
hasta murciélagos. ¡Vida!
¡Aquí todo luce novísimo! Restaurado dicen ellos. Prefiero el estilo
antiguo de recubrimiento de cheddis, pagodas, muros y palacios con minúsculas
piezas de cerámica china decoradas a mano. Este estilo de decoración pomposo de
cristales de colores rutilantes y estatuas doradísimas sin alma me deja
acongojada. Me refugio en un patio interior cerca de la ESCUELA DE MASAJE, y
acaricio el cementerio de estatuas de granito antiguas desmembradas.
Me tomo mi sopa, TOM YAM KUNG, en un resto que parece una tienda de
ultramarinos de principios del siglo XX, madera de palo rosa y cristales
biselados, frente al Wat y en la acera palpitante de thais. ¡No hay mendigos!
El sol aprovecha para achicharrarme mientras busco la entrada del ROYAL
PALACE y su WAT PHRA KAEW. Cola
paciente, vuelta a la entrada para solicitar una camisa que oculte el esplendor
de mis exultantes brazos sexagenarios. ¡Maldición! Esto huele como la burka de
la mezquita AL AZAHAR del Cairo.
Y mas Budhas, y siempre Budhas y Budhas. El BUDHA DE ESMERALDA es una pequeña
estatua de nefrita, en realidad, encaramada en un altar dorado que roza el
techo. Y me pregunto si Sakyamuni tendría la intención de obnubilar a sus seguidores.
Mas patios, mas pagodas, mas dorado, mas hojitas de oro volanderas en un
Budha que da la impresión de estar despellejándose.
El palacio no me impresiona, dos salas de trono despojadas y huecas, un
museo huérfano, la guardia real para delicia de los foteros. Me recupero de la
nada en un jardincillo antes de ir a la cola de la moralidad y el respeto a
devolver la camisa odorante.
¡A la calle! Allí habría de encontrar el secreto.
Deambulo por el MERCADO DE AMULETOS. Nada de eso podría protegerme cuando desafío
al destino, pienso yo, mientras finjo interesarme en el “gancho” que ausculta
una piedrecita tallada con una lupa.
Descubro una tienda de piedras semi-preciosas en bruto, de Brasil, de África,
dice la mujer bajo los rayos oculares del marido rollizo cadenon de oro al
cuello con cuatro amuletos encapsulados. Compro algunas pulseras de ágata por
aquello de los negocios.
Descubro una tienda de un chino, joven aterciopelado que me explica con
fervor el origen de sus estatuas de piedra pintadas a la antigua usanza. Una
belleza que no podré llevar conmigo.
Es tarde para atravesar el CHAO PHRAYA RIVER y llegarme al WAT ARUN, así es
que me siento en un jardincillo, en las escalinatas al borde del agua,
contemplando el Wat jugando con las sombras en la otra orilla.
Esperando a Seri frente al palacio real llegó la noche con el propósito de
hacerme amiga de barcos y trenes, de metro y tuc-tucs. La providencial panadería
AU BON PAIN endulza la espera. El trafago de gentes “invisibles” preparándose
para los sueños, desplazando sombrillas ajenas, instalando plásticos
cortineros, desenterrando risas presurosas y miradas inquisitivas me hizo
comprender otra dimensión de esta ciudad cegadora.
Tortilla y pimientos del piquillo en casa.
FOTOS: Cortesia de GOOGLE
PASEANDO (que mas quisiera)por las playas de Krabi en el sur de Thailandia con esa foto maravillosa que me encontre el otro dia, me he acordado de mi aterrizaje en Bangkok...
ResponderEliminarEn cuanto acabe este glorioso encierro "misterioso", en diciembre, me ire unos dias a las playas del sur. Espero.
Saludos
Entre lo ahorrado en gasolina etc, por la cuarentena y tus viajes maravillosamente retratados me ahorras una pasta. jajajaja . Así es que te debo varias. Yo que no viajo comparado contigo, me añoro los masajes Tahi en las playas de Benidorm-maravillosos por cierto- entre la clandestinidad y el encanto a tres de la piel. Lo malo, como siempre, de no entender idiomas, es perderme la información que pudiera obtener de la tailandesa de turno. Aunque si perfecciono mi arte de masajista. Un abrazo chicarrona del norte en el sur.
ResponderEliminarTe has presentado para alcalde de tu Benidorm? Meritos no te faltarian...
ResponderEliminarLa verdad es que en Thailandia, vayas a donde vayas, es una nube de carteles de masajes. Dicen que las masajistas "reales" son muy eficientes...te dejan "pal trapo", pero luego te recuperas como un clavel.
Tu persevera
Muy de acuerdo contigo, mi maharaní de Pondy, mucho brillo, dorados en exceso, límpidas estatuas..... Tal vez sí, mejor esos templos hindúes que tu llamas 'mis templos de la INDIA DEL SUR", de granito visto, con flores ¿y murciélagos?. En todo caso, bonita descripción de aquel paseo thai.¡Vida!
ResponderEliminarBesotes,
Hola hola, VIM!M por lo de Mahou. Jiji
ResponderEliminarEs verdad que tienen pasion por Los "papelillos de oro puro" que pegan en todos los Budhas.
Ahora que lo dices, murcielagos, si, monton. A lo mejor los aniquilan ahora con eso del Corona.
Esa Kho que nos pusiste no la conozco, pero sera lo mismo que, una isla mas paraiso de colgados adoradores de la luna.
Gracias por tu apreciacion, Sr. Tigre
Bssss
Seguro que habrías cambiado todos los dorados thailandeses por un rollito de papel en un retrete limpio.
ResponderEliminarUn abrazo grande, como siempre.
Uyyuyuy, mi Macj! Que "terribol" es su Mercé. Que ese palabro pertenece a la RAE del pasado.
ResponderEliminarJajaja!
Mas besos
Pues como una servidora de usted. Si es que una es del siglo pasado.
EliminarBesos risueños.
Hola Igoa: Falta lo de "Érase una vez" para que parezca el comienzo de un cuento: Érase una vez "una reina de ensueño y un rey justo y sabio y de vocación musical, adorados por sus súbditos"... No he estado en Tailandia, pero las noticias que nos llegan es que en la actualidad, hay una mezcla de esos elementos que nos cuentas: turismo sexual+tigre asiático...
ResponderEliminarComparto tu predilección por el estilo antiguo de pagodas, etc y la aversión por el estilo pomposo...y además ¡frío!
Un abrazo!
Ay, es que en los anos sesenta la revista Hola se llenaba con reportages u fotos de los reyes de Thailandia, del Sha de Persia y su Farab Diba, y las cortes europeas, amen de algunos "famosos" y sus residencias y yates...
ResponderEliminarLa naturaleza ha sido generosa con los Thais y todavia no han logrado "modernizar" el su lejano.
Bssss, ya menos confinados con amanecer