EL PARQUE MANUEL ANTONIO,
uno de los más pequeños de Costa Rica, creado en 1972, es sin embargo el más
visitado por su accesibilidad y belleza: playas de ensueño, arrecifes casi
intactos, selva virgen, bosque húmedo tropical hasta las playas, montañas,
islotes piratescos, ensenadas perfectas…la ¡BIODIVERSIDAD EN ESTE PARQUE ES
INCOMPARABLE! Leo en el folleto del Gobierno.
Primera estación: ¡Nada de
rezos! Me quedo patidifusa con las pintadas de la parada del autobús anunciando
la venta de BALAS, si, de balas, de las que matan, para DEFENDERSE, no las de algodón
gujarati...dice el escrito con número de teléfono y todo.
Subo. Solo el conductor
conmigo. Carretera estrechita, cuestas y mas cuestas, curvas traicioneras al
acecho disimuladas por la vegetación poderosamente verde. Anuncios de hoteles
invisibles y restaurantes exclusivos en "plena Naturaleza".
Llegamos a una playa de hombres (la homosexualidad fue
despenalizada en COSTA RICA en 1971). "Tiene
que ir por ese camino, todo recto hasta la entrada del Parque" , entiendo,
por fin, a una especie de mendigo que parece estar ensopado todavía. Pájaros y
mariposas me dan la bienvenida por el sendero umbroso que huele a tierra
mojada. Un portón, las taquillas, los guías ‘oficiales” de la compañía AGUILA
con toda su parafernalia de especialistas y algunos pequeños negocios de
bebidas y chismes engañabobos.
Me propongo seguir todos los
senderos marcados en el plano, empezando por el SENDERO CATARATA. Dejo la ancha
pista central y empiezo a subir escaleras con la esperanza de una caída de agua
acorde con el pomposo nombre. Pero empiezo a sospechar que se trata de una
bromita para turistas, no oigo ningún ruido de aguas despeñándose, ni corre ningún
torrente por la quebrada. Sigo subiendo a pesar del desaliento hasta el cartel
que indica "CATARATA", TODO PINTADO DE VERDE ECOLOGICO indicando la
altura y cualidades de la ausente.
Siento que me invade una
rabia incontrolable y tengo ganas de arrancar el cartelito y mandarlo quebrada
abajo para que se refresque. Un gringo llega resoplando con su niñita al hombro
y se queda de piedra con el panorama. Doy gracias a Cela y a la Real Academia
por haber acuñado tantos y afinados epítetos que envío a los creadores del
proyecto, un “especialista” según dicen.
Bajo saltando recitando mi
letanía y sigo por el sendero paralelo a la pista central (acondicionada,
claro, para personas con discapacidad, pero desde la que no se puede ver nada
interesante), todo muy manicureado, con sus puentecitos colgantes y todo, sus
manglarcitos y sus monos carablanca asqueados de tantos humanos vociferantes
que juegan a cuculí entre el follaje.
Ya estaba a punto de darme
la vuelta, pidiendo perdón a mis amigos por la falta de confianza, cuando, de
repente, desemboco en un PARAISO, "PLAYA.MANUEL ANTONIO.". Una concha
perfecta de aguas esmeralda, los almendros haciendo guiños a un sol que pugna
por rasgar las nubes lechosas de la mañana. Los islotes guardianes, la isla
MOGOTE santuario de los primeros pobladores QUEPOAS. ¿Sería el Paraíso, el que creyó
intuir nuestro descubridor engañado? Aspiro con fuerza. Me siento. Cierro los
ojos y un resplandor rojo-dorado resbala por mi frente…
Al poco se rompe el hechizo
y aparecen otras gentes: una familia de ticos exultantes dispuestos a
picniquear en la playa; dos mujeres chilenas, que la madre, arquitecto ella, me
cuenta de sus proyectos en Costa Rica.
De allí me encamino con las
dos amigas chilenas, madre e hija, a PUNTA CATEDRAL, 1,4 km y me dispongo a
otra majadería paisajística. ¡Pero no! Aquí el “experto” no ha necesitado la
ayuda de su técnica, la NATURALEZA, GENEROSA, UNICA Y CAMBIANTE nos deja
inmersos en la BELLEZA suprema. Un frágil mirador, tembloroso, nos separa
apenas del abismo. En una ráfaga desfilan ante mí los desafiantes “miradores”
de la COSTA BRAVA, pero, a pesar de la grandiosidad salvaje de algunos, aquí es
la TIERRA CON SU MANTO ESMERALDA LA QUE NOS SOBRECOGE, se apodera de nuestra
alma y nos embruja.
Los zancudos atacan duro,
pero esta mujer previsora saca de su mochila el más preciado bien de los
visitantes del MANUEL ANTONIO: un veneno letal autóctono para estos mosquitos
voraces. Es la primera vez que tengo que recurrir a estas pócimas…sin embargo,
lo agradezco.
De vuelta, ya en el sendero
de la playa, una familia de MONOS CARABLANCA aparece de entre la espesura
atraídos por el jolgorio de un grupito de estudiantes gringos. Encaramados al
túnel vegetal esperan un descuido de los fotógrafos para apoderarse de sus
preciosas bolsas y botellas.
Los ticos han decidido bañarse
y han dejado sus bártulos, su comida abandonada en la arena. Como un rayo
aparecen dos coatíes (mapaches) dispuestos a darse un festín y escapan con sus
presas. Habría que ver a uno de estos animales hociqueando goloso en una lata
de atún que las gringuitas reservaban para su sándwiches. ¿Para qué cazar si
estos bípedos nos regalan comidas deliciosas? ¡Y soy mapache!
Sigo sendereando hasta
primera hora de la tarde, que pronto cerraran el parque y tengo que volver al
PORTON DE INGRESO.
Esta particularidad del
MANUEL ANTONIO es desde hace algunos anos materia de debate entre
conservacionistas y el gobierno local. Ellos insisten en que es altamente
peligroso el no disponer de otra entrada/SALIDA en el parque, al haber sido
cerrada la antigua por la QUEBRADA CAMARONERA debido a la presencia de
COCODRILOS atraídos por los detritus orgánicos provenientes de urbanizaciones
piratas en la zona alta. En caso de TSUNAMI, los 600/800 visitantes se verían
forzados a seguir la única ruta, que además, a sus ojos, resultaría insegura.
Hace algún tiempo el
gobierno, con la ayuda de…, proyecto la construcción de un puente sobre la
quebrada, el cual permitiría la evacuación rápida de la gente en caso de
peligro inminente. Unas vigas enormes duermen abandonadas en la zona, testigos
del despilfarro y mal gobierno de las autoridades concernientes.
“ Yo no veo el tal peligro. Además,
este puente costaría….Que alguien me dé …. Y será construido en un abrir y
cerrar de ojos” Dice la autoridad competente.
Entonces… ¿Quién hizo el
estudio del proyecto? ¿Por qué haber comprado a alguien esas vigas capaces de
soportar el peso de la humanidad entera? ¿Por qué dejarlas abandonadas? Me
pregunto.
Y me pregunto.
¿Sigue siendo MANUEL ANTONIO
el PARQUE MÁS BELLO DEL MUNDO según lo declaró FORBES en 2011?
Demasiados acicalamientos a
mi gusto, claro.
FOTOS: Cortesía de GOOGLE
COMO NOS HAN PROHIBIDO, OTRA VEZ, ANDAR POR EL PASEO DE LA PLAYA....
ResponderEliminarDicen que los casos aumentan, que la gente no colabora...
Encerrados desde las dos de la tarde. Maldicion!
Saludos sulfurados
No te sulfures, Igoa: es peor. Por lo menos tú puedes salir hasta las dos y nosotros, que tenemos oportunidad de salir pero lo hacemos temerosos porque se están produciendo rebrotes, tenemos la oportunidad de leerte y de seguir tus viajes. El Manuel Antonio, por lo que nos cuentas, debe ser un verdadero paraíso.
ResponderEliminarBss
Gracias, amigo Emilio por tus animos, que a veces decaen por los suelos.
ResponderEliminarSi, es un Paraiso, pena que lo maquillen tanto.
Bssss